El sentimiento del conocimiento se hace eco de la controversia suscitada por el famoso Plan Bolonia. Tendríamos que empezar primero por saber en que consiste este plan o proceso en el que como siempre habrá voces a favor y en contra.
El Plan Bolonia es el nombre que recibe el proceso iniciado a partir de la Declaración de Bolonia, acuerdo que en 1.999 firmaron los ministros de educación de diversos países de Europa (tanto de la UE como de otros países como Rusia o Turquía), en la ciudad italiana de Bolonia. Se trató de una declaración conjunta (la UE no tiene competencias en materia de educación) que dio inicio a un proceso de convergencia que tenía como objetivos facilitar el intercambio de titulados y adaptar el contenido de los estudios universitarios a las demandas sociales.
La Declaración de Bolonia condujo a la creación del EEES (Espacio Europeo de Educación Superior), un ámbito al que se incorporaron países y que serviría de marco de referencia a las reformas educativas que muchos países habrían de iniciar en los primeros años del siglo XXI. Este acuerdo se enmarca dentro del Acuerdo General de Comercio de Servicios, firmado en 1.995 y cuyo objetivo declarado es "liberalizar el comercio de servicios" a escala mundial (porque la OMC integra a 151 Estados, incluyendo a todo la UE) para introducirlos en el mercado, ya que "la financiación pública es un elemento de distorsión de los mercados".
Para muchos sectores de la sociedad, el Proceso de Bolonia va más allá de lo firmado en Bolonia, comprendiendo aspectos relativos a toda la reforma universitaria que se consideran más importantes, especialmente aquellos referidos a la financiación de la universidad pública, y cuenta con muchos detractores.
La parte que queremos reflejar aquí no es la positiva, sino la de polémica, es decir, profesores y alumnos han acusado al proceso de elaboración de la reforma universitaria iniciada en Bolonia de falta de democratización.
No se pretende abrir aquí un debate sobre la meritocracia o sobre la democracia censitaria, pero constatamos que, en contra de lo que a primera vista podría parecer (y resultaría deseable), la presunta democratización en el acceso a los cargos ha provocado la generalización de procedimientos dudosamente democráticos, lo que en caso de la elaboración de los nuevos planes de estudio se ha concretado en la designación, por parte de las autoridades académicas, de comisiones pretendidamente técnicas que terminaban decidiendo acerca de cuestiones de contenido a "uña de caballo", eliminando asignaturas y proponiendo otras nuevas, sin dar ocasión a que tuviera lugar un debate abierto, en el que pudieran participar todos los sectores afectados.
Desde el sentimiento del conocimiento, queremos dar las gracias por los comentarios y aportaciones de D. Manuel Cruz, Catedrático de Filosofía en la Universidad de Barcelona y director de la revista Barcelona Metropolis.
The reform will also mean the end of a long standing Spanish tradition of centralised definition of degrees, both in their names and in a large part of their contents. Universities will have a very large autonomy to define their programmes and the name of their degrees, and will have to account for the results by means of an evaluation and accreditation Process.